ORACIÓN POR LA SANTIFICACIÓN
DE LOS SACERDOTES
(S.S. PAPA PÍO XII)
Oh Jesús, Pontífice Eterno, Buen Pastor, Fuente de vida, que por singular
generosidad de tu dulcísimo Corazón nos has dado nuestros sacerdotes para que
podamos cumplir plenamente los designios de santificación que tu gracia inspira
en nuestras almas; te suplicamos: ven y ayúdalos con tu asistencia
misericordiosa.
Sé en ellos, oh Jesús, fe viva en sus obras, esperanza inquebrantable en las
pruebas, caridad ardiente en sus propósitos. Que tu palabra, rayo de la eterna
Sabiduría, sea, por la constante meditación, el alimento diario de su vida
interior. Que el ejemplo de tu vida y Pasión se renueve en su conducta y en sus
sufrimientos para enseñanza nuestra, y alivio y sostén en nuestras penas.
Concédeles, oh Señor, desprendimiento de todo interés terreno y que sólo busquen
tu mayor gloria. Concédeles ser fieles a sus obligaciones con pura conciencia
hasta el postrer aliento. Y cuando con la muerte del cuerpo entreguen en tus
manos la tarea bien cumplida, dales, Jesús, Tú que fuiste su Maestro en la
tierra, la recompensa eterna: la corona de justicia en el esplendor de los
santos. Amén.
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ORACIÓN POR LA SANTIFICACIÓN
DE LOS SACERDOTES
(S.S. PABLO VI)
Ven, oh Espíritu Santo, y da a los sacerdotes, dispensadores de los misterios de
Dios, un corazón nuevo que actualice toda su educación y toda su preparación,
que les haga conscientes cual sorprendente revelación del sacramento recibido, y
que responda siempre con nueva ilusión a los incesantes deberes de su
ministerio, en orden a tu Cuerpo Eucarístico y a tu Cuerpo Místico. Dales un
corazón nuevo, siempre joven y alegre.
Ven, oh Espíritu Santo, y da a nuestros sacerdotes, discípulos y apóstoles de
Cristo Señor, un corazón puro, capaz de amarle solamente a Él con la plenitud,
el gozo, y la profundidad que solo Él sabe dar, cuando constituye el exclusivo y
total objeto del amor de un hombre que vive de tu gracia; dales un corazón puro
que sólo conozca el mal para denunciarlo, combatirlo y huir de él; un corazón
puro como el de un niño, pronto al entusiasmo y a la emoción.
Ven, oh Espíritu Santo, y da a los ministros del pueblo de Dios un corazón
grande, abierto a tu silenciosa y potente Palabra inspiradora; cerrado a toda
ambición mezquina, a toda miserable apetencia humana; impregnado totalmente del
sentido de la Santa Iglesia; un corazón grande, deseoso únicamente de igualarse
al del Señor Jesús, y capaz de contener dentro de si las proporciones de la
Iglesia, las dimensiones del mundo; grande y fuerte para amar a todos, para
servir a todos, para sufrir por todos; grande y fuerte para superar cualquier
tentación, dificultad, hastío, cansancio, desilusión, ofensa; un corazón grande,
fuerte, constante, si es necesario hasta el sacrificio, feliz solamente de
palpitar con el Corazón de Cristo y de cumplir con humildad, fidelidad y
valentía la voluntad divina. Amén.
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PLEGARIA PARA PEDIR
POR LOS SACERDOTES
Señor Jesús, te pido por tus sacerdotes. Que cuando estén clavados en la cruz
del confesionario, pongas en ellos tu corona de luz en vez de tu corona de
espinas.
Que cuando, día a día, te traigan al pan convertido en tu cuerpo, ello no se les
vuelva rutina, sino diario milagro.
Que su trato con las almas sea siempre para dejar en ellas el amor y el valor
que Tú nos entregas.
Que cuando jóvenes, tengan la fortaleza de tus últimos tres años y cuando
viejos, sigan sintiendo que «Dios alegra su juventud».
Que espíritu viviente en carne y hueso, sean como Tú, profundamente humanos y
perfectamente divinos.
Que cuando el desánimo y la debilidad los agobien en el camino de su calvario,
estés Tú, como Cirineo, para llevarles la cruz y volvérselas gozo.
¡Y que nunca falte quien de la vida por ellos, así como Tú la diste por
nosotros! |